Teatro del Ritmo llegó a Río Cuarto. Comenzó a recorrer los barrios de la ciudad y a encontrarse con sus vecinos.
El primer encuentro fue en el Alberdi, con una copita de leche que lleva de nombre “Volver a Vivir”. No había salón, escenario, iluminación…solo una ancha vereda desnivelada con niños esperando que empiece la función. Durante los preparativos de la obra algunos niños se involucraron y decidieron colaborar, otros esperaban ya sentados en la verjita sin perderse de los detalles de la decoración. Mientras tanto la copita se llenaba de niños, padres, perros… todos ansiosos por saber qué venía. Comienza la “Maíz”. Risas, desesperaciones, carcajadas, miradas cómplices que se comunicaban en el encuentro con el zorro y el quirquincho. Y cantando “mi papá tenedor, mi mamá cuchara, yo soy cuchillito de comida rara” la tierra bailaba y saltaba apareciendo las ganas de que no termine nunca.
Más tarde los encuentros continuaron…esta vez en el centro. Mientras subíamos las escaleras de lo que parecía ser un gran galpón se escuchaba el repique, los zurdos, los redos, las casetas, las chapitas. Maroma se había juntado, la batucada comenzaba a vibrar. Alrededor de 45 músicos, 45 compañeros, 45 personas en una sala siendo parte de un gran colectivo musical. Y eso que nos dijeron que faltaba gente…que son como 80! Faaa! Nos imaginábamos cómo sonarían los cajones involucrados en esa fiesta, contestando los ritmos de batucada.
Por la noche, a pesar del cansancio, las ganas de seguir compartiendo nos rebalsaban. Videos del Perú iluminaban la pantalla chica. Videos musicales, videos que no quedaron en el tiempo porque esa noche nos llenaron de fuego. Hermosas mujeres caderotas bailaban pegaditas al varón, la salsa les corría por el cuerpo. Y no solo esos videos revivieron para algunos y se hicieron conocer para otros, sino que aparecieron fotos y filmaciones de encuentros anteriores. ¡Arte ancestral en la montaña! Y contar una y otra vez las mismas anécdotas a los que se sumaban a la reunión. ¡Cómo se extrañaban aquellos personajes! ¡Qué ganas de que se repita!
El sol de la mañana nos despertó tempranito. El taller de construcción estaba por comenzar. Madera, cola, amoladora, lija, martillo… nueve cajones estaban por nacer! Con música, mate, criollitos, curiosidades y ansiedades que desbordaban nos fuimos conociendo y los cajones iban tomando su forma. Ritmos, cánticos y baile hasta la llegada del almuerzo. Una gran mesa con tallarines caseritos nos esperaba… ¡riquísimos! ¡qué genias esas cocineras! Hubo un brindis y ya se charlaba en cómo nos íbamos a volver a encontrar...
A la tarde se sumó más gente que venía al taller de toque de cajón. Cerca de 30 personas danzaban y tocaban en círculo. Las velas en el centro iluminaban el ritual. Risas, suspiros, miradas, temores, entregas, aflojes…elegüa, elegüa coñaña. Y así comenzó la chaya de los 9 cajones y muchos más que se sumaron a la ceremonia.
Ya era de noche y llegaba el momento de la función. “Maíz” se presentaba y los estudiantes de música y varios músicos de la ciudad no se lo querían perder. La ronda de toque continúo mientras ordenábamos la sala para ir por comida.
Y una nueva fiesta nos esperaba, esta vez con toques, con bailes, con cantos, y también con fotos, videos y las mismas anécdotas de siempre. ¡Qué ganas de que se repita!
POdríamos decir que fue un encuentro de proyectos... el Chuca con la asociacion civil y la entrega a todo este momento que se gestó... la gente de la copita de leche y el respeto y el cariño que se vivió... los que participan de maroma y toda la energía y vibración que compartieron... y a su vez toda la gente que participo del encuentro que cree en todo esto que nos une... esta colectividad de sueños, de ideas, de acciones...
Recibimos mucho y dimos mucho... algunos, tuvimos la suerte de haber podido vivir este Rio Cuarto, esta gente y este grupo x unos días desde adentro... Que orgullo poder decir que los que mueven cada uno de esos proyectos son NUESTROS AMIGOS... GRACIAS!!!!
FOTOSSSS
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